
un artista de landscape art que escribió un libro diciendo que hay lugares que
son un somewhere y otros que son elsewhere, lugares que son un lugar y otros que
no, que son cualquier parte.
Una literatura menor, estimado Sucesor, es una literatura de la disidencia. Disidencia, estimado Sucesor, ante una literatura homogénea. Institucionalizada e institucionalizadora. Imperial. (El lector que adivine las referencias inmediatas será bienvenido a entender lo siguiente. El resto, queda invitado a mirar tinelli hasta que la lobotomía sea absoluta).
La maravillosa vida breve de Óscar Wao se vuelve menor –no quisiera provocarlo, estimado Sucesor, abusando de un verbo como deviene– desde el título. Trátase de un título hagiográfico. Con la potencia nostálgica del martirologio en la mejor tradición Occidental. Católica. Europea. Central.
¿Quieres saber de verdad cómo se siente un X-Man? Entonces conviértete en un muchacho de color, inteligente y estudioso, en un gueto contemporáneo de Estados Unidos. Mamma mia! Es como si tuvieras alas de murciélago o un par de tentáculos creciéndote en el pecho.
Lo único que podía comparársele era lo que sentía por sus libros; sólo la combinación de todo lo que había leído y todo lo que aspiraba a escribir podía acercarse a ese amor.
Los blancos miraban su piel negra y su afro y lo trataban con jovialidad inhumana, Los muchachos de color, cuando lo oían hablar o lo veían moverse, sacudían la cabeza. Tú no eres dominicano. Y él contesta, una y otra vez, Claro que sí lo soy.
II
Más allá del cuerpo hagiográfico hay una lengua que lo comunica. El cuerpo del santo necesita hablar. Pero necesita hacerlo, estimado Sucesor, en un más allá de una lengua territorial (lo que casi equivale a decir, estimado Sucesor, una lengua territorializable).
La lengua del Imperio Norteamericano no se opone a la lengua Latinoamericana. Se mezclan, en cambio, en una sola lengua. Una lengua menor.La vida que existía más allá de Paterson, más allá de mi familia, más allá del español.
Abundan, estimado Sucesor, los ejemplos de lo que cualquier chimpancé podría encontrar y llamar, más allá de cualquier originalidad, spanglish. Pero el registro contable de la obviedad, estimado Sucesor, no es la clase de lectura que me interese hilvanar desde mi exilio dorado en Punta del Este. Una sola cita, bien elegida, bastará para trazar la lógica de Óscar Wao.Nuestra chica era straight boycrazy.
Antes de que hubiera una Historia Americana, antes de que Paterson se desplegara frente a Óscar y Lola como un sueño o las trompetas de la isla de nuestro desahucio sonaran siquiera, estaba la madre, Hypatía Belicia Cabral:
una muchacha tan alta que a uno le dolían los huesos de las piernas de solo mirarla tan negra como si la Creadora, al hacerla, hubiera pestañado que, como su hija aún por nacer, sufriría de un malestar muy particular de Nueva Jersey: el deseo inextinguible de estar siempre en otro lugar.
En definitiva, estimado Sucesor, el cultural and body building del Sujeto Menor:
Al principio, los demás estudiantes la habían flagelado con todas las estupideces antiasmáticas de siempre. Se burlaron de su pelo (¡es tan grasiento!), de sus ojos (¿de verdad que puedes ver con ellos?), de los palitos (¡te conseguí unas ramitas!), de su idioma (con múltiples variaciones del chinchonés).
¡Es él! ¡El Stephen King dominicano!
III
El arte, estimado Sucesor, sólo el arte, provee las coordenadas para cierta estabilización.
Puede que Beli estuviera fuera de su liga, que no pudiera pedir un trago o soltarse en las banquetas sin soltar los zapatos, pero una vez que la música comenzó, vaya, nada de eso importaba.
Coño, ¿quién puede llevar la cuenta de lo que es verdad y lo que es mentira en un país tan baká como el nuestro?
¿Entonces qué fue?, se preguntarán ustedes. ¿Un accidente, una conspiración o un fukú? La única respuesta que darles es la menos satisfactoria: tendrán que decidirlo ustedes mismos.
IV
El destino hagiográfico de Óscar Wao, estimado Sucesor, es distinto. No es el Santo que se inmola para producir un Juicio. Es el Santo que se inmola por un pueblo por venir.
Veía a todos los muchachos «cool» torturar a gordos, feos, inteligentes, pobres, prietos, negros, impopulares, africanos, árabes, indios, inmigrantes, extraños, afeminaos, gays… y en todos y cada uno de estos choques se veía a sí mismo.
Por último, estimado Sucesor, el enemigo permanente de la literatura menor de Junot Díaz es la pasividad. El quietismo. La inacción institucional de un solo elemento: el cliché.Óscar le echó una mirada a los libros de astrología que había bajo la cama y a una colección de novelas de Paulo Coelho. Ella le siguió la mirada y dijo con una sonrisa: Paulo Coelho me salvó la vida.
¿Sería mejor que Ybón y Óscar se conocieran en el Lavacarros de Fama Mundial, donde Jahyra trabaja seis días a la semana y un bróder puede pulirse las defensas y la defensa a la misma vez mientras espera, háblese después de conveniencia? ¿Sería mejor? ¿Sí? Pero entonces estaría mintiendo. Sé que he metido mucha mentira y ciencia ficción en esta mezcla, pero se supone que es la historia verdadera de la Maravillosa Vida Breve de Óscar Wao.
Nota al pie
* El hipotexto de los comentarios al pie de página también son una disidencia espacial para una literatura menor: una literatura marginal, es decir, una literatura que, como el lenguaje de Óscar Wao, traza una línea mágica que escapa del sistema dominante.
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